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¿Será el fin de las contraseñas?

Mauricio Rojas
Por: Mauricio Rojas

Departamento Legislativo

¿Sabían que todos los primeros jueves de mayo se celebra el Día Mundial de la Contraseña? Esta celebración tiene como objetivo principal de sensibilizar a la población acerca de la importancia de establecer contraseñas que sean tanto robustas como seguras.

Su origen se sitúa en el año 2013, por iniciativa de la empresa Intel Security. No obstante, la inspiración nace en el año 2005 cuando Mark Burnett, investigador en seguridad de la información, publicó el libro Perfect Passwords, mediante el que pretendía concientizar y animar a los usuarios a elegir contraseñas que contaran con niveles de seguridad altos. Burnett propuso establecer un día mediante, el cual se logrará celebrar y crear conciencia a este respecto.

El uso de la contraseña se remonta desde la antigüedad, en la era tecnológica, las contraseñas son usadas comúnmente para controlar todo tipo de acceso a sistemas operativos, teléfonos celulares, cajeros automáticos, etc.

¿El problema? Cuanto más cómoda de recordar sea una contraseña implicará una mayor facilidad para un atacante de robarla, adivinarla o forzarla. Pero, sobre todo, muchos usuarios utilizan o crean malas contraseñas y en muchos casos las reutilizan.

Tener que cambiar cada cierto tiempo de contraseña hace que muchas personas repitan la clave para todos los accesos, permitiendo a un ciber atacante lograr tener alcance a los demás perfiles o páginas del usuario, provocando un daño mayor.

La implementación de datos biométricos para la autentificación de la identidad sería una forma inteligente de prevenir estafas derivadas del phishing. En la actualidad ya se cuenta con la utilización de ciertos rasgos, como reconocimiento facial, reconocimiento del iris (tejido de color donde está la pupila del ojo), escáner de huellas dactilares, reconocimiento de voz, geometría de la mano, características del comportamiento, entre otros.

Históricamente, el uso de los datos biométricos fue iniciado por las autoridades para el control de acceso militar, criminal o identificación civil. Hoy en día, los sectores, como la banca, el comercio minorista y el comercio móvil, demuestran un verdadero apetito por las ventajas de los sistemas biométricos.

Los datos biométricos que se guardan en nuestros dispositivos, como la huella digital y la huella facial, están pensados para que únicamente la persona registrada pueda acceder a los mismos, permitiéndonos: hacer pagos por medio de plataformas, en algunas aplicaciones realizar compras, desbloquear nuestro móvil y hasta acceder a contraseñas guardadas en él.

La sustitución de las contraseñas por el uso de datos biométricos ha estado ganando terreno poco a poco, por lo que es posible que los usuarios ni se den cuenta, pero definitivamente se puede afirmar que los días de las contraseñas están contados.